·
La participación:
Es el principio básico de la
actividad lúdica que expresa la manifestación activa de las fuerzas físicas e
intelectuales del jugador, en este caso el estudiante. La participación es una
necesidad intrínseca del ser humano, porque se realiza, se encuentra a sí
mismo, negársela es impedir que lo haga, no participar significa dependencia,
la aceptación de valores ajenos, y en el plano didáctico implica un modelo verbalista,
enciclopedista y reproductivo, ajeno a lo que hoy día se demanda.
·
El dinamismo:
Expresa el
significado y la influencia del factor tiempo en la actividad lúdica. Todo
juego tiene principio y fin, por lo tanto el factor tiempo tiene en éste el
mismo significado primordial que en la vida. Además, el juego es movimiento,
desarrollo, interacción activa en la dinámica del
proceso pedagógico.
·
El entretenimiento:
El valor
didáctico de este principio consiste en que el entretenimiento refuerza
considerablemente el interés y la actividad cognoscitiva de los estudiantes, es
decir, el juego no admite el aburrimiento, las repeticiones, ni las impresiones
comunes y habituales; todo lo contrario, la novedad, la singularidad y la
sorpresa son inherentes a éste.
·
El desempeño de
roles:
Está basado en
la modelación lúdica de la actividad del estudiante, y refleja los fenómenos de
la imitación y la improvisación.
·
La competencia:
Se basa en que la
actividad lúdica reporta resultados concretos y expresa los tipos fundamentales
de motivaciones para participar de manera activa en el juego. El valor
didáctico de este principio es evidente: sin competencia no hay juego, ya que
ésta incita a la actividad independiente, dinámica, y moviliza todo el
potencial físico e intelectual del estudiante.
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